Así lo confirma hoy el periódico local Diari D’Andorra . Asegurá que Grandvalira no desaparecerá. Los responsables de los dos campos de nieve que la integran Saetde (Pas de la Casa - Grau Roig) y Ensisa (Soldeu-El Tarer) cerraron ayer noche el acuerdo que permitirá mantener el dominio esquiable más grande de los Pirineos de forma indefinida, según afirma el Diari.
La ofreta de Grandvalira se verá ampliada con la incorporación de la estación de Ordino Arcalís, que desde esta misma temporada se comercializará conjuntamente con los dominios que conforman Grandvalira. Recordamos que el mes de Junio pasado Saetde oficializó que se había hecho con el control de Secnoa, sociedad que gestiona la estación Ordinenca.
Las negociaciones no han sido nada fáciles, ya que la posición de Joan Viladomat, máximo responsable de Saetde, parecía inamovible hacía la disolución. Pero hasta el último momento todas las sociedades implicadas han mirado de encontrar una solución que llegó ayer a última hora. Los términos del acuerdo establecen que la duración del nuevo contrato será indefinida y que antes de doce años ni Saetde ni Ensisa podrán pedir la ruptura de la sociedad, por la cual cosa la estabilidad está garantizada. Otro de los aspectos que cambiará con el nuevo pacto es el reparto de los ingresos, de forma que se vuelve a las condiciones iniciales: los primeros 31 millones de euros se repartirán en un 58% para SAETDE i el 42% restante irá a parar a Ensisa.
De la misma forma se cierra el conflicto del Pla de las Pedres y la situación no será motivo de discusión por parte de Saetde. Finalmente se acordó la posibilidad de que Secnoa pase a formar parte del accionariado de Nevasa, la sociedad responsable de la explotación de Grandvalira. El consejo de administración de Nevassa será paritario, con el 50% para Ensisa y 50% para Saetde.
Fue la declaración de interés de la plataforma que se ha construido en Soldeu con el motivo de la celebración el próximo año, el detonante que provocó que Joan Viladomat anunciase la voluntad de romper Grandvalira, que de no haberse llegado a un acuerdo se habría mantenido hasta esta temporada. Ante el altibajo que suponía acabar con uno de los reclamos turísticos principales del país, todos los actores se mobilizarón para intentar encontrar una salida a este conflicto. Incluso si se llegó a implicar el presidente del Govern.
Los efectos negativos que hubiesen seguido la ruptura i se cifraba en una caída de un 3% de PIB de la economía andorrana.
Por lo que respecta a las estaciones, según los expertos, la primera temporada de la ruptura se hubiese perdido dinero.